Extraido del Gran Libro de San
Cono
Es claro y fácil, y al alcance
de todos los que quiera tentar la fortuna. Los jugadores no tienen que hacer
otra cosa que abrir el libro, y según sea por los sueños, sea por cualquier
otra condición, averiguar el número que le corresponde, jugarlo y su fortuna
esta hecha.
Hay quienes concurren para
rogar al Santo que con su infinita bondad resuelva los problemas familiares y
hogareños (riñas, enfermedades, abandonos, etc.); otros hombres y mujeres
jóvenes, acuden a pedir que se les solucione dificultades amorosas y muchos, en
fin, van a hacer la promesa de que si en la próxima lotería resultan agraciados
con la terminación del "03", o del 3 tan sólo, la fidelidad será tan
grande que aún sí por fuerza mayor tuviesen que dejar temporalmente la
localidad, repetirán la oración a San Cono en cualquier lugar de la tierra
donde se encuentren.
VIDA Y MILAGROS DE SAN CONO
San Cono nació en el siglo XI de la era cristiana, en la
localidad de Diano, de humildes padres, un día 3 de junio. Según parece el nacimiento
creó alrededor del hogar y de toda la villa, un aire de santidad que hasta
entonces no se había sentido en el alma de sus habitantes. Desde niño, Cono, a
quién se le dio ese nombre por ser el de un cerro comarcano, empezó a
caracterizarse no sólo por su notable belleza angelical, sino también porque en
todos sus actos y en todos sus gestos demostraba una inteligencia precoz que
maravillaba a los conocidos y parientes de la familia. Ya a los cinco años sus
padres se dieron cuenta de que el pequeño era un ser excepcional al advertir
que rehuía el contacto con otros niños de su edad y se presentaba taciturno
siempre y a veces como en éxtasis de santidad.
Más tarde, Cono decidió
entregarse de Ileno a la obra mística para la que presentía había venido al
mundo, y como hizo Jesús al abandonar la casa paterna para dedicar su vida al
bien de la humanidad, aquél abandonó la suya sin decir nada a nadie y se
dirigió al Convento de Santa María de Cadossa, regido entonces por el Orden de
los Benedictinos.
Muy pronto el joven Cono se
granjeó el cariño y el afecto de sus hermanos mayores, destacándose por el amor
a la Virgen y las penitencias a que se sometía voluntariamente.
Cuenta también la historia de
este gran beato, que varios fueron los milagros realizados por él mientras
estuvo en el Convento y durante los escasos dieciocho años que alumbraron su
hermosa existencia. Uno de ellos, el último, consistió en que mientras cenaba
con sus cofrades el mismo día de su cumpleaños, 3 de junio, oyó una voz que le
Llamaba y le decía: "Cono...Cono... esta noche irás al cielo". Y así
sucedió, en efecto, pues esa misma noche el adolescente entregaba su alma a
Dios.
En cuanto al primer milagro,
se refiere que, como en el Convento los propios hermanos fabricaban su pan de
cada día y ellos mismos lo cocían en un horno de barro, en cierta oportunidad
en que Cono no aparecía por ninguna parte, a pesar de haber sido buscado por
todas las celdas, se le vio salir precisamente del horno, que a la sazón se
hallaba completamente encendido para cocer el pan. iCuál no sería la sorpresa
de todos cuando, de improviso, se vio al joven hermano salir del interior del
horno, exento de toda clase de quemaduras o heridas y portando un pan caliente
en la mano!. Evidentemente, su cuerpo era inmune al fuego de la tierra y su
acción era un milagro innegable.
El segundo milagro que registra
la historia es el que se produjo cuando los padres de la capilla decidieron dar
sepultura al cadáver de Cono. Previamente, y como es natural, los habitantes de
Diano querían tener el honor de sepultarlo en su villa, y por su parte, los
Benedictinos deseaban tenerlo cerca suyo. Sin haberse puesto de acuerdo en lo
que concernía al lugar donde habría de ser sepultado, se decidió entonces dejar
que los bueyes que conducían la carreta donde Cono fue depositado para ser
conducido a la mansión definitiva, obrasen por su cuenta. Los animales, guiados
quién sabe por qué directivas extraterrenas, arrastraron la carrera con su
preciosa carga hasta la plaza de la población de Diano Teggiano y, deteniéndose
allí, no se movieron más y allí fue sepultado el amado hijo de la pequeña
villa, hasta que más tarde, por disposición popular, se sacaron sus restos
colocando en su lugar una estatua de bronce y Ilevando aquellos a la capilla.
Llegamos al tercer milagro:
Cierto día la población se vio amenazada por un terremoto de grandes
proyecciones, que arrasó con la mayoría de las casas, animales y humanos. Sólo
la capilla donde descansaba el beato quedó incólume, la cúpula de la capilla se
resquebrajó y casi cae sobre los fieles que se habían agrupado, alrededor del
templo. Sin embargo, en el momento más culminante del episodio, la cúpula
volvió a su lugar y poco a poco, a través de los años, fueron soldándose las
partes resquebrajadas. Nadie pudo negar jamás que este fenómeno físico se
realizó por la voluntad divina de Cono.
El cuarto milagro está
constituido por el hecho de que, en el siglo Xlll, cuando toda Italia se vio
inundada por los sonidos estridentes de los clarines guerreros de Federico de
Aragón, sólo la zona de Diano, situada en el corazón de Salerno, no pudo ser dañada
por las huestes de aquél. El espíritu de Cono, desde su tumba, movió dulcemente
los badajos de las campañas de la capilla, como llamando a la cordura y a la
paz a todos los hombres del mundo. Y nadie se atrevió a tocar la vida de ningún
habitante de la región.
El quinto milagro se
relaciona, por su prolongación histórica, con el que dejamos anotado. Entre los
soldados que combatían en aquélla guerra inhumana había un soldado que según consta en la
biografía coniana, había sufrido la amputación de un dedo. Este soldado, fiel a
su patrono, antes de dirigirse a la línea de batalla, quiso persignarse
encomendándose a Dios. Para ello, previamente, dirigió su mano a la fuente
bendita, y al retirarla notó, emocionado y tembloroso, que el dedo que le
faltaba había sido restituido a su lugar por la acción y la gracia del santo
que allí reposaba para la eternidad.
San Cono es conocido por los aficionados a las loterías como el
"Padre de las Cábalas". Hay creencias de que este Santo ayuda a la
gente humilde, sobre todo cuando esta se encuentra en un aprieto económico.
Según la leyenda, de acuerdo como sea el problema, el le envía el favor; si es
pequeño, le proporciona una pequeña cantidad para que resuelva su problema; y
si es grande, la ayuda será mayor. Todas las combinaciones numéricas referentes
a San Cono tienen como base al TRES, y para pedir la gracia es indispensable
leer la siguiente oración: